
Américo Gascón (Meca) y Lourdes Garmendia (Lulé), fueron atletas insignia de los años 60`s; época en la cual, las competencias de Pista y Campo despertaban el mayor interés entre la población, y batir un record Estadal o Nacional en alguna disciplina del atletismo, era cosa de horas o, más bien, de minutos.Ambos cursaron estudios en el Liceo Monagas, y bajo la mirada suspicaz del Profesor de Educación Física, Filiberto Carreño, alcanzaron un nivel de excelencia deportiva, muy difícil de encontrar hoy en día en un individuo.
Caripito, era entonces una suerte de albergue para grandes dinastías deportivas, como los Hermanos Lunar, Quilarque, Barbery, García, Torribilla, Frontado, Serra, Zorrilla, Sancler, etc.Tuvo también figuras muy destacadas en alguna disciplina en particular, así recordamos a Mary Núñez (Velocista), Luis Moya (Volibol), Silvio Áñez (Salto con Garrocha), Ángel Villarroel (Velocidad), Nelson García, etc.
Muchos habitantes del pueblo, admirados por los logros de sus coterráneos, quisieron emular a tan formidables atletas; y haciendo muy grandes sacrificios, y a pesar de no tener instructores o afiliación deportiva alguna, lograron la hazaña de arrebatar, alguna vez, los galardones reservados al atleta vencedor de una carrera ciclística o de un Maratón de 10 kilómetros.
Los años sesenta son recordados por muchos cronistas y comentaristas deportivos del periodismo, radio y televisión, como la época dorada del deporte en Venezuela.Tal aseveración se basa en la gran cantidad de Atletas y Deportistas venezolanos que surgieron de cada rincón del país, para bañarse de oro, plata y bronce, en cualquiera de las competencias de Pista y Campo que se celebraban a nivel regional, nacional o de corte Internacional.Sería muy tedioso listar aquí, los nombres de aquellas personas que se entregaban por completo a la actividad deportiva, con el inmenso deseo de poner en alto el nombre de su País, su Estado, o simplemente a su Municipio.
Para dar una idea de lo que ocurría entonces en Venezuela: Manuel Planchart, Arquímedes Herrera, Horacio Estévez, Rafael Romero y Héctor Thomas, mantenían a todo el mundo deportivo en constante zozobra, ya que los cinco atletas sostenían una muy cerrada lucha por el liderato nacional en los 100 metros planos (éste es tan sólo uno de los tantos casos que me viene a la mente para ejemplarizar).
Cada Lunes teníamos una novedad al respecto. Nos enterábamos por los diarios que llegaban al pueblo, que en la competencia celebrada durante el fin de semana anterior, el velocista Arquímedes Herrera había superado por una décima de segundo a los otros ya mencionados.Confirmaba la noticia, que se había igualado el récord nacional en la distancia, al dejar los cronómetros en 10.4 segundos, y que los jueces habían ratificado que se había celebrado la carrera con el viento “en contra”; lo cual hacía válido el crono.No habían terminado de escribir el nombre de Arquímedes Herrera en el libro de récords del atletismo venezolano, cuando llegaba la noticia de que Rafael Romero, en gran demostración, ganaba la justa de los 100 metros planos y registraba nuevo crono de 10.3 segundos; con lo cual se convertía en el nuevo líder, con un nuevo record nacional.Otro día, era Planchart con 10.2 segundos, pero con viento a favor; con lo cual ganaba la carrera, pero no se le acreditaba un nuevo record. O nuevamente Herrera con 10.2 con viento normal, O con tiempo de 10.1 en competencia “no oficial”, etc.Total, no puedo recordar cuantas veces se superaron unos a otros, pero sí entendimos los que seguíamos de cerca todos estos deportes, que gracias a esa cerrada lucha por hacer una décima de segundo menos, para derrotar a sus oponentes, pudieron alcanzar una meta jamás soñada por ellos, que fue noticia importante en el mundo; y que ocupó la primera plana en los diarios de Venezuela: “El récord mundial de los 100 metros planos fue igualado por el atleta venezolano Horácio Estevez”.
¡Jamás vi la fotografía de la llegada!. Pero decía la noticia: ¡10 Flat!.Así me lo confirmaba en su momento, mi amigo Vicente Ricóvery, quien acababa de leer las noticias deportivas. Vicente era una persona muy documentada en materia deportiva y le gustaba mucho investigar acerca del tema del deporte. Particularmente, creo que no salía de su casa antes de leer los diarios, que llegaban al pueblo, para entonces, alrededor del mediodía.
En ese tiempo, no podíamos ni soñar que podríamos ver en Caripito una carrera de atletismo por televisión. La industria de la televisión apenas obtenía sus primeros logros en las grandes capitales del centro del país, y no era algo accesible como medio de información, aparte de que no tenían una plataforma como para lograr cobertura hasta Caripito.Por esa misma situación, nuestra capacidad para

Así era el atletismo de entonces en las competencias nacionales, y así mismo lo era en Caripito.
Comentábamos este tipo de situaciones del deporte nacional y luego íbamos al Estadio El Porvenir y veíamos una situación similar entre nuestros atletas.Qué difícil era saber quién podía ganar la siguiente carrera de 100 metros planos entre nuestros atletas, que eran todos juveniles, menores de 18 años.Hoy ganaba Nelson García, mañana el “caco” Guerra, luego era Ángel Villarroel, después, el negro Villegas, o el catire Brazón, y pare de contar.No menos de 12 a 20 estudiantes del Liceo Monagas podían en un día de prácticas, obtener un crono de 11.8 en la distancia.
Fue en ese tiempo cuando nuestros atletas obtuvieron una importantísima figuración a nivel regional, estadal y nacional.En la categoría junior (Menores de 15 años), en 50 metros planos, el joven Eugenio Barbery, establecía récord nacional.Lo propio hacía la joven Losbeida Torribilla, en la distancia, estableciendo el récord de 7 segundos en su categoría.
Por su parte Silvio Áñez, excelente garrochista, utilizando una vara de aluminio, lograba superar la barrera de los 4,00 metros y establecía un récord juvenil nacional, época en la cual, el record nacional lo ostentaba Héctor Thomas con 4.15 metros. Puedo imaginarme lo que hubiera hecho Áñez, en sus tiempos, con una garrocha profesional de fibra de vidrio.
Recuerdo también una curiosidad de aquellos tiempos, cuando en una competencia de preparación para ir a los juegos nacionales, el Prof. Filiberto Carreño, luego de alinear a los atletas velocistas masculinos, llamó a una niña muy delgada que estaba haciendo calistenia en la pista, y la hizo correr en una de las carrileras, contra todos ellos.Para mi sorpresa, ¡les ganó a todos!. Así fue como conocí a Mary Núñez.La flaca Mary Nuñez tenía mucha garra, fue una excelente velocista que con sólo 14 años, ya derrotaba a los hombres en las pruebas de velocidad.
Betilde Jeanty, fue también una excelente atleta, y con grandes cualidades además para otros deportes como el volibol o el basket. Pude verla alternar con otras muy buenas baskebolistas como Marvin Betermín, o las morochas Daisy y Belkys Torribilla.
En otras actividades deportivas como el Beisbol, el Basquetbol, Futbol, Volibol, etc. también había figuras muy destacadas.Quien tuvo la oportunidad de ver tras la malla de volibol al pequeño Luis Moya, tiene que admitir, que grande no es quien quiere, sino quien puede. Y es que Luis Moya, con apenas 1,50 metros de estatura era el hombre “show” del Volibol.Cada vez que recuerdo la propaganda de ALKA SELTZER que decía...”no sabemos como, pero lo hace”, no puedo menos que asociarla a Luis Moya.
Aquel personaje miniatura entraba a la cancha y se transformaba; comenzaba a hacer “magia” y a derrochar elegancia en el juego del volibol. Nos dejaba perplejos. Era electrizante. Tenía unos reflejos para reaccionar al más perfecto “mate” del contrario, que cuando ya el balón parecía tocar el suelo, era devuelto por el puño cerrado del pequeñín, golpeando por la parte inferior del esférico y se quedaba suspendido en el aire por varias décimas de segundo, que parecía estar colgado por hilos invisibles. Posteriormente se concretaban la combinación y el potente remate, que en los siguientes dos toques, Federico Lunar, Américo Gascón o “Juan Catorce” le imprimían al balón para clavarlo en el rectángulo del contrario.
Pero hablemos un poco de Lulé y de Meca. Ellos fueron los más galardonados en cuanta disciplina deportiva conocieron.
Lourdes no era muy alta, mediría entonces 1,65 metros y tendría unos 16 años, era fuerte y robusta, lo suficiente como para superar a todas sus contrincantes en el lanzamiento de Bala o de Jabalina. Pero, con la misma fuerza y coraje, saltaba a la pista a realizar el Salto Triple, La prueba de velocidad con Vallas, Salto Alto; y ganar en casi todas las pruebas, lo cual la convertía automáticamente en la Atleta Juvenil más destacada de su época.La única atleta con la que llegué a comparar a Lulé por tener un brillo estelar fue a Gisela Vidal Ella fue insuperable en los deportes de pista y campo; asi lo demostraba en las competencias internacionales.
Pero cuando recuerdo a la sensacional Lulé, la recuerdo muy involucrada en aquel entorno tan motivador y entusiasta que había en el Liceo Monagas, y sigo sintiendo una inmensa admiración por tanta virtud concentrada en una sola persona, dando todo en la pista, viéndose superada en los 100 o 200 metros planos, por escasas décimas de segundo, ante una rival como Mary Núñez o como Betilde Jeanty, pero llevándose todos los puntos correspondientes a la primera posición en el resto de las disciplinas del pentatlón.Por si fuera poco, a diferencia de Gisela Vidal, a quien también admiré mucho, Lulé egresó del Liceo Monágas y nunca fue desplazada como Capitán de los Equipos de Volibol y de Basket, porque fue una deportista sencillamente fenomenal!.Esto puedo recordar de Lulé.
Respecto a Américo Gascón, tendría que comentarles en otra crónica, para darles suficientes detalles acerca de un atleta, único, insuperable, fantástico y por demás, espectacular!.
Valga este escrito, como un homenaje, a esa pareja de colosos que fueron en los deportes Lulé Garmendia y Américo Gascón; dos deportistas de un gran carisma que, ungidos por la providencia, dejaron una imborrable huella en las generaciones que les acompañaron y compartieron con ellos, aupándolos desde las gradas; o mejor aún, como compañeros de equipo en la contienda, en cada “cesta”, en cada “mate”, o en cada décima de segundo de una competencia de atletismo.
¡Que Dios les bendiga donde quiera que estén!.
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